CDMX a 3 de febrero de 2024.- Reproducimos en esta ocasión dos textos de Raymundo Diaz Taboada sobre la trayectoria profesional y militante de tres profesionales de la salud que pusieron su conocimiento y su esfuerzo al servicio de los explotados e invisibilizados. Nos referimos a los activistas Bertoldo Martinez Cruz, Javier Enríquez Sam y Ricardo Loewe, fundadores del Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad y quienes acompañaron las luchas del pueblo durante décadas.
«Sirva con mayor o menor detalle para que la memoria de ellos nos hable de otras formas de ser pueblo y estar con el pueblo», así es como introduce El Zenzontle, medio informativo que en su 20 aniversario publica los dos textos de Diaz Taboada, los cuales nos adentrarán un poco más en la vida y obra de estos tres activistas que, ademas de su formación en las ciencias de la salud, coincidieron sus andares en la más noble de las encomiendas, la lucha por lo justo y por la dignidad humana.
Bertoldo Martínez Cruz
El Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad – Guerrero (CCTI-Gro) lamenta el deceso del compañero médico Bertoldo Martínez Cruz, ocurrido el pasado viernes 6 de mayo a las 3:30 horas de la mañana. Bertoldo Martínez Cruz fue miembro fundador del Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad, en 2004, junto con el también recientemente fallecido Benigno Guzmán Martínez, ambos sobrevivientes de tortura.
Testigo y protagonista de las luchas sociales desde sus tiempos como estudiante de preparatoria de la Universidad Autónoma de Guerrero, tuvo la fuerza para ser solidario y la visión de enfrentar a un sistema explotador, racista, caciquil, ilegal e ilegitimo. Apoyó desde joven luchas de personal de salud en busca de mejores condiciones de trabajo.
Su participación le llevó al campo político electoral, con un partido que en su origen estaba formado por el pueblo más consciente, arrojado y valiente de Guerrero, a pesar de reconocer que los cambios profundos que se requieren para México y el mundo no se lograrían a través de las acciones reformistas de ese partido. Bertoldo ubicaba que lo político electoral representaba la oportunidad de acercarse a gentes que reconocían la necesidad de cambios, inconformes con el gobierno priista. En esa lucha nació el Movimiento 6 de Marzo en la Costa Chica de Guerrero.
Sus ideales de igualdad, justicia y solidaridad, así como la represión política y la persecución contra el pueblo organizado le llevaron a tener un papel importante en la lucha campesina de la sierra del sur y retomó las banderas que líderes campesinos encarcelados, perseguidos o ejecutados habían dejado después de la masacre de Aguas Blancas en junio de 1995. Asumió la búsqueda de justicia para las víctimas y el castigo para los miembros del gobierno estatal. Por ello fue encarcelado en el CeReSo de Acapulco. Su encarcelamiento inició el 3 de febrero de 1997. El 6 de noviembre de 1999 Bertoldo, Benigno Guzmán Martínez, Efrén Cortés Chávez, Ángel Guillermo Martínez González, Erika Zamora Pardo y Virginia Montes González, fueron trasladados al penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco. Fue un traslado bajo torturas diversas al igual que su estancia en ese penal. Bertoldo logró su excarcelación el 6 de abril del 2000. Al salir fundó el Frente de Organizaciones Democráticas del Estado de Guerrero, FODEG.
En 2003 fuimos tomando contacto con él y empezamos la lucha contra la tortura a través de capacitaciones. En 2004 Bertoldo formó parte del pequeño grupo que fundó el CCTI. Sobreponiéndose a las secuelas propias, tomó como suya la bandera de lucha contra la tortura y la impunidad de las violaciones y los derechos humanos.
Durante el 2005 y 2006 recorrimos Guerrero, desde Tierra Caliente hasta Costa Chica, difundiendo la prohibición de la tortura y el derecho a la integridad física. En 2005 Bertoldo ayudó a denunciar la desaparición forzada de personas de la sierra. Apoyó a comuneros y ejidatarios en resistencia y oposición al proyecto hidroeléctrico de La Parota agrupados en el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la presa La Parota, CECOP.
En 2007 visitamos a presos ligados al movimiento social que fueron torturados. Ya en ese año Bertoldo apoyó a denunciar la incursión de policías a la comunidad de La Laguna, municipio de Coyuca de Catalán, la cual cuatro años después fue desplazada forzadamente. Acudió en ayuda de los normalistas del FECSUM reprimidos en noviembre en el congreso estatal y en su casa se restablecieron algunos normalistas heridos en la represión de la Policía Federal en la caseta de La Venta. Participó en movilizaciones del Frente Amplio para la Construcción del Movimiento de Liberación Nacional.
Para 2008 iniciamos un diplomado sobre documentación e investigación de la tortura en la entonces unidad académica de Medicina de la UAG. Y el mismo día que se inauguró supimos de la desaparición forzada del profesor Máximo Mojica Delgado, a quien 5 días después se le encontró en los separos de Acapulco con marcadas huellas de tortura infligida por policías ministeriales. El profesor Máximo aún se encuentra preso, junto con su esposa María de los Ángeles Hernández y Santiago Nazario, en base a confesiones obtenidas bajo tortura. A los 8 días denunciamos otra desaparición forzada, a manos de militares, la de Javier Torres Cruz, caso del que tuvimos que separarnos por ambiente violento que se apoderó de la sierra de Petatlán.
En febrero de 2009 sucedió la desaparición forzada de los dirigentes mixtecos Raúl y Manuel. Meses después, en junio nos acompañamos para denunciar la incursión militar de 3 días a Puerto de las Ollas, municipio de Coyuca de Catalán, los asesinatos por paramilitares en la sierra y admiramos su coraje para pedir que les entregaran el cuerpo del Comandante Ramiro, y sepultarlo en una tumba con su nombre. Bertoldo recibió la presea popular Sentimientos de la Nación en representación del pueblo afromestizo.
El 21 de junio de 2010 el médico Bertoldo fue detenido en un retén de la policía ministerial como amedrentamiento, pues no había motivo legal para la detención, salvo un error en la base de datos de la PIM-PGJ Gro. Luego Bertoldo enfocó sus esfuerzos a la lucha político-electoral.
En 2011, las denuncias crecieron con la ejecución de Rubén Santana Alonso, de La Laguna y más asesinatos que obligaron al desplazamiento hacia el Puerto de Las Ollas. Bertoldo batalló tratando que los desplazados fueran atendidos y que hubiera justicia. A Bertoldo le dolieron las ejecuciones de Joel Santana Villa en la cárcel de Iguala, y en noviembre de 2012 de Juventina Villa Mojica y su hijo Reynaldo Santana Villa cuando habían retornado a La Laguna. Las familias desplazadas de La Laguna fueron una prioridad desde entonces hasta el día de su muerte por lo que igual presionó al gobierno del estado que buscó apoyos con el Comité Internacional de la Cruz Roja y OACNUDH-México. Cuando al final del año fueron desaparecidos Eva Alarcón Ortiz y Miguel Marcial Bautista Valle, coordinadora y presidente de la Organización Campesina Ecologista de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, Bertoldo vislumbró que sobre Guerrero se cernían tiempos difíciles y acechaban riesgos sobre la lucha social.
2013 inició con las movilizaciones de la CETEG y Bertoldo participó sobreponiéndose a sus problemas de salud; año cruento para la lucha social en Guerrero, lastimó a Bertoldo con la desaparición forzada y ejecución extrajudicial de su amigo y compañero Arturo Hernández Cardona, así como de Félix Bandera Román y Ángel Román Ramírez miembros de la Unidad Popular en Iguala. Seguirían las ejecuciones de Raymundo Velázquez Flores de la Liga Agraria Revolucionaria del Sur Emiliano Zapata, LARSEZ; de Rocío Mesino Mesino, hija de Hilario Mesino Acosta, fundador de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, OCSS, y de Luis Olivares Enríquez y Ana Lilia Gatica Rómulo, líder e integrante de la Organización Popular de Productores de la Costa Grande, OPPCG, sin olvidar a los presos de la OPPCG aun en la cárcel de Acapulco.
En 2013 fue la ofensiva del gobierno por dividir y aniquilar a la CRAC-PC con ataques externos y provocándole divisiones: el operativo militar y policiaco contra la comunidad y Casa de justicia de El Paraíso de Ayutla donde detuvo a 60 policías comunitarios; mientras armaba la detención arbitraria ilegal para Nestora Salgado. Les seguirían Gonzalo Molina y Arturo Campos. Luchó Bertoldo en las calles por su liberación sin condiciones y por una ley de amnistía que beneficie a los miembros criminalizados de organizaciones sociales.
En medio de la violencia política, Guerrero fue golpeado por los eventos meteorológicos que provocaron miles de damnificados, como siempre los más pobres. Bertoldo en la medida de sus capacidades y contra su salud, organizó solidaridad y buscó apoyos.
En 2014 el CCTI cumplió 10 años de existencia y Bertoldo estuvo presente a pesar de su ya mermada salud. Fue cuando comenzó su hemodiálisis 3 veces a la semana en el puerto de Acapulco. Aun así, estuvo impulsando la organización y acciones a favor de la libertad de los presos, de la justicia para los ejecutados.
Llegó la terrible noche de Iguala y Bertoldo dejó otra vez su casa para sumarse a las movilizaciones por la presentación con vida de los 43 de Ayotzinapa. Retomó su lugar en las coordinaciones del FODEG, MPG y las ANP. Se fortaleció en alianzas con el CECOP, la CETEG y el Sindicato Único de Trabajadores del Colegio de Bachilleres SUTCOBACH, y otros movimientos sociales para tomar el palacio municipal de Acapulco en el marco de la lucha por los 43, desde el 23 de octubre de 2014, formar un Concejo Municipal Constituyente el 29 de noviembre y mantenerse así hasta el 7 de marzo de 2015 en un esfuerzo que le consumió muchas energías.
Llegando 2015, Bertoldo, lleno de indignación, acompañó a una brigada de padres y madres de Ayotzinapa en un recorrido por el municipio de Acapulco, incluyendo Xaltianguis y Petaquillas. Dejó oír su voz ante la represión sufrida por los maestros en el bulevar de Las Naciones en Acapulco donde la Policía Federal reprimió impunemente a maestros de la CETEG, con el resultado de 400 heridos, varias maestras torturadas sexualmente y la ejecución extrajudicial del maestro Claudio Castillo Peña, jubilado y con capacidades diferentes asesinado a golpes por los antimotines de la PF. A medio año ayudó a recibir a la Caravana Yaqui y el derecho al agua. Asistió al segundo aniversario de la muerte de Arturo Hernández Cardona. Visitó a los presos políticos y siguió trabajando por su liberación. En noviembre de 2015, acompañó el duelo por el expreso político Pedro Nava Rodríguez, dirigente de la Organización de Pueblos y Colonias de Guerrero (OPCG).
En 2016 con su salud en deterioro vivió otros dos duelos: en enero por Benigno Guzmán Martínez de la OCSS y en febrero por José Sánchez Sánchez, ambos compañeros de cárcel y de luchas. Hace un mes participó en la organización y recepción de la Caravana por la Paz, Vida y Justicia en su paso por Chilpancingo, rumbo a la UNGASS 2016.
Finalmente, Bertoldo sucumbió de forma rápida e inesperada.
Nos deja enseñanzas de congruencia, tolerancia, entrega en el Movimiento 6 de Marzo, en la Unión de Organizaciones de la Sierra del Sur, en FODEG, en el FAC-MLN, en el MPG, en CCTI.
Bertoldo nos deja lo más difícil de seguir: su ejemplo.
Acapulco Gro., a 12 de Mayo de 2016. (Extracto)
Javier Enríquez Sam y Ricardo Loewe
Empecé a trabajar en formación de promotor@s de salud en el ya lejano 1986. Ahí en un espacio de confluencia de grupos populares y organizaciones sociales, el Movimiento Nacional de Salud Popular, conocí a dos médicos de alta formación académica, pero con una visión de que la salud y el derecho a la salud (o el derecho al acceso a la salud) era solo una parte de la lucha por un cambio radical de la estructura social, del sistema.
Se notaba en sus intervenciones que coincidían en posturas político-ideológicas. Con herramientas de educación e investigación popular participativa, con herramientas de la pedagogía y psicología de la liberación; en el trato con las bases de esas organizaciones y movimientos haciendo “análisis de la realidad” con una visión del materialismo dialéctico, con el uso riguroso de la crítica y la autocrítica; con el respeto a las creencias, a los usos y costumbres de las Comunidades Eclesiales de Base y el sincretismo de las comunidades indígenas.
En una práctica de compartir conocimientos de ida y vuelta: aprendiendo y enseñando, “lo científico y lo empírico”, sabiendo que organizar estructuras de salud donde las bases destinaban a alguien a que se capacitara para dar servicio a la comunidad era, a su vez, quitarle la chamba al Estado y la responsabilidad que tiene de brindar una salud digna al alcance de todos.
Recuerdo un folleto que escribió Ricardo (del cuál no tuve ni tengo copia) que se llamaba “El compañero médico” en el que proponía la formación del médico sin la estructura clasista, racista, elitista y sin el desmedido afán de lucro que priva en gran número de profesionales de la salud.
Nos dejamos de ver varios años y nos volvimos a encontrar en el campo de los derechos humanos. Ellos se habían vuelto especialistas, expertos en documentar casos de tortura, participando en la documentación y denuncia de casos de ejecuciones arbitrarias o extrajudiciales. Siempre con la misma visión. Con un fuerte compromiso de servicio, pero enfocado en la visión estratégica del cambio profundo, revolucionario.
Javier Enríquez Sam siguió hasta el final de sus días viviendo-sirviendo: se contagió de covid19 atendiendo enfermos a pesar de su condición de salud.
Médicos como Bertoldo, Ricardo y Javier le siguen haciendo falta al movimiento: de esos que a donde van les llaman aparte para pedirles consulta, consuelo, asesoría o consejo. Y después participan en la asamblea, caminan en la marcha, acompañan los paros, atienden a las víctimas de la represión, señalan a los perpetradores responsables de tortura, desapariciones y ejecuciones y al sistema que mantiene en la pobreza a la mayoría de la población… de esos médicos siguen haciendo falta.
Información tomada de El Zenzontle, número 241, febrero 2024.